Ensayo sálmico
Sal 97: El Señor da a conocer su victoria
Nietche (o algunos de sus intérpretes) estaría feliz. Por
fin los cristianos se toman en serio el mensaje. Victoria y señorío. Superhombre.
Voluntad de poder.
Ha de pasar el mensaje por
la necesaria crítica. Desde la Alteridad. Desde la deconstrucción de la
Totalidad. Desde el reconocimiento del Otro (Levinas). Desde la apertura al
Otro-pobre (Dussell).
También desde Jesús, el
pobre de Nazaret, que mostró su victoria en la entrega radical, en la lucha por la justicia, en la propuesta
de construcción de la Comunidad de Alianza desde las comunidades rurales
pobres.
Señor es la traducción de
los LXX. Terrible traducción que dio pie a tal Voluntad de Poder, emparentada
con los grandes imperios: romano, carolingio, español, francés, británico,
norteamericano… Imperios sostenidos por la mano del Señor.
Seguramente no tuvieron
mala intención aquellos traductores. Era voluntad de diálogo con el imperio
griego, con la fuerte cultura helenista. Los escritores del Apocalipsis de Juan
intentaron releer aquel Señor como una oportunidad de crítica al emperador
romano, proponiendo a Jesús como único Señor, como denuncia de los señoríos que
se imponen. Pero fue vano su intento. La palabra Señor pudo más que sus
relecturas alternativas. Se impusieron los señores. Se impuso la religión de
los señores, frente a las vivencias de fe más sencillas de pescadores y
artesanos, de esclavos y mujeres, de trabajadores dispersos por el imperio
romano; se impuso la religión de los señores frente a la propuesta
anti-imperial de Pablo apóstol, de comunidades vivas de iguales,
autosustentables y libres, inspiradas en el pobre de Nazaret.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
Buena es la alabanza a
nuestro Dios. Bueno es el canto. Buena la alegría que renueva el corazón, las
energías, las ganas de vivir.
Francisco de Asís alaba lo
creado, hasta lo más pequeño. Descubrir las maravillas de la vida es tener ojos
de asombro para ello. Es tener corazón con capacidad de deslumbrarse. Algo de
inocencia nos queda. De virginidad humana. Algo de inexplorado que nos llama.
Es tener Deseo. De Trascendencia. De más allá de nosotros. Es actitud de
apertura. Querencia de encuentro, de diálogo. De salir de sí.
Las maravillas son tantas.
Naturaleza y cultura. Belleza y armonía. Caos en evolución permanente. Cosmos.
Energía. El Universo: es gran maravilla que nos abarca. Esa Gran Madre de la
Vida. Dios-a al fondo. Historia. Manera humana de leer el Tiempo. Tiempo.
Devenir del Ser. Devenir del Otro.
El brazo derecho de Dios.
Es su actuar creador. Su afán de vida que se muestra productivo. Su brazo
artesano. Nuestro Dios es Acción y Logos. Brazo y Boca. Fuerza y Palabra.
Voluntad y Discurso. Corazón y Lengua.
¿Por qué no su brazo
izquierdo? Otra versión desafortunada de la acción divina. El Poder imperial se
asoció a la derecha. El brazo del que manda. El brazo patriarcal. Los zurdos
son anormales, se dijo. Debe imponérseles la vía correcta, derecha. Así en
educación, con pupitres derechos para todos; así en música, con instrumentos
derechos; así en las prácticas cotidianas de trabajo, alimentación y reposo.
Así en política: Ojo con zurda conducta.
Ésta es la historia de cómo Dios pasó a hacerse de derechas: por su brazo
derecho, que tan bien les vino a los
Poderes de Dominación.
Si Dios-a tiene brazo
izquierdo, será el brazo más cercano a su corazón. Hubiera preferido la acción
de ese brazo. Tal vez hubiera cantado otro gallo, u otra gallina. El Otro mundo
posible estaría más cercano, seguramente.
Aunque con tanta cosa
buena de la vida, con tanta organización popular, con tantas asociaciones que
quieren y luchan por la vida buena para todos-as, es seguro que algún brazo
izquierdo anda por ahí. Y no precisamente el brazo invisible del mercado. El
brazo izquierdo de lo Divino-Materno nos acoge en su regazo.
El Señor da a conocer su
victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra
han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
Y luego la Comunicación.
Acción y Palabra. Ya lo supieron los antiguos. Sin Control de la Comunicación
no hay nada. Es necesario dar a conocer. Muy de actualidad el asunto de lo
mediático y de su control.
Para las naciones:
victoria y justicia. Para Israel: misericordia y fidelidad. Tan terrible también.
Aún sufrimos de esta lectura. Victoria y justicia sobre Palestina, que lo sepa
el Mundo árabe, las naciones. Fidelidad y misericordia para el Estado de
Israel. Para los confines de la tierra, la inacción, la contemplación. Para
Israel, la palabra, el vitoreo. Así lo lee el sionismo mundial. Y sus aliados
cristianos imperiales, que guardan con decoro la tradición.
La teología de la Elección
siempre fue de cuidado. Y hubo dos lecturas de ella. Según la primera, Dios
elige lo pequeño, lo pobre, justamente por ser pobre, para preparar un mundo
sin exclusiones. La segunda lectura se impuso. Sucedió lo de la teología del
Señor: los señores se hicieron elegidos y excluyeron. Y reafirmaron la teología
de la Elección, ahora cristiana.
Evito esta teología tan
llena de ambigüedades y peligros para el propio corazón. El gran peligro: yo
soy el elegido; los demás ellos verán cómo lo toman.
El mismo Pablo hubo de
vérselas con esa teología e intentó volver a su sentido originario en la Carta
a los Romanos (Elsa Tamez lo explica muy bien con su propuesta contextual
estructural de aproximación a la Carta). Pero no quedó tan evidente su
argumentación –la de Pablo-, puesto que los “cristianos imperiales” (contradictio in terminis) echaron mano de su
carta para excluir a los demás, incluso físicamente, con Cruzadas religiosas y
hogueras inquisitoriales para la disidencia.
Cuando Israel era pequeño,
pueblo de campesinos rebeldes, la victoria del pobre significaba liberación,
posibilidades de futuro, vida para los excluidos. Pero pronto se perdió el
sentido originario de esta victoria para ser leída desde el poder que se
impone.
Aun nos queda:
Contemplación de lo divino, alegría, canto y toque, acción liberadora. Alabo a
Dios por ello. Bendito su nombre. Amén.
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