domingo, 28 de junio de 2015

Voces campesina y liberación en parábolas sinópticas



Vengo de unas manos campesinas. De voces y silencios. Las voces que narran la vida, que no la dejan en el olvido, que descifran los signos escritos sobre surcos. Los silencios que miran horizontes nuevos cada día, que guardan en su seno la experiencia y el futuro.

Vengo de lecturas bíblicas latinoamericanas, desde contextos populares, desde grupos ecuménicos, desde las realidades plurales de grupos de excluidos y minorías organizadas.

Desde estas sombras me alargo sobre los textos sinópticos que dan voz amplia al campesino. Cuatro textos en especial han llamado mi atención, por la palabra extensa, por el discurso elaborado, por la voz asignada sin censura a unos hombres rurales.
Éstos son:
  • Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra y a echarle abono. Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás tú (Lc 13, 8-9).
  • Señor, aquí está su dinero. Lo guardé en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre duro que recoge lo que no puso y cosecha donde no sembró (Lc 19,20 // Mt 25,24).
  • Señor, si la semilla que sembraste en el campo era buena ¿de dónde ha salido la mala hierba? … ¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba? (Mt 24, 27-28).
  • Estos que llegaron al final trabajaron solamente una hora y les has pagado igual que a nosotros, que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día (Mt 20,12).
 
La realidad campesina sabe mucho de silencios y de silenciamientos. El mundo urbano  sabe y se goza más del fruto del trabajo campesino. Con frecuencia ignora su vida atrás. Los medios de comunicación señalan como horizonte de futuro los progresos tecnológicos y  comunicacionales. Poco refieren del campo. Poco beben de él.

Hay experiencias de vida entre el pueblo que aportan voz en medio de tantos silencios. La experiencia de educación popular en la Casa Comunitaria Peruchito pretende ser una experiencia compartida, un camino emprendido juntos, de liberación y apalabramiento cuasi-rural, en los márgenes de la ciudad. El incipiente caminar bíblico popular es otro proceso que pretende aportar voz, palabra, a quienes participamos en él.

Desde estas realidades vividas es posible emprender un acercamiento particular, se espera que fructífero, a los textos ofrecidos más arriba.

Es importante acceder a ellos mediante algunas claves, que se indican en lo que sigue:

La utopía social inscrita en los textos. Los textos parabólicos mismos, en su origen, son una palabra utópica frente a la realidad del Imperio en que se escriben. Se están perdiendo las raíces hondas de comunitarismo popular frente al acoso del nuevo modelo imperial de economía centralista acumulativa. Es por eso que abundan los detalles textuales que remiten a un pasado que motoriza las energías para el compromiso por un modelo diferente, en cuyo centro está la Alianza de los grupos por la vida de todos, en especial la de los excluidos.

La ecología. El acercamiento a la tierra es otra mirada importante campesina. A la tierra como espacio cultivable y, principalmente, como ámbito de relación. A la tierra con su árboles y frutos. Con su vertiente de vida.

La polémica con el modelo cultural de patronazgo, y con la visión cultural del honor. Los debates por el honor se realizan entre iguales en estatus. La dependencia a través del patronazgo evita toda disidencia. Esto es lo que ponen de relieve autores como Malina (corriente de antropología cultural norteamericana) tras el estudio detenido de la cultura mediterránea. Sin embargo la Galilea de mediados a finales del s. I está que arde. La opresión y represión imperial ha sido tal que datos culturales como ésos de honor social y patronazgo son puestos en entredicho por grupos de rebeldes que gozan de la simpatía popular (y es esto lo que resaltan otros autores, también norteamericanos, tales como Horsey o Sanders).

La hermenéutica campesina. Recuerdo al colombiano Aníbal Cañaveral, tan motivador en sus talleres  sobre dicha hermenéutica. Para la lectura de estas parábolas me acojo a su trabajo, a su indagación sobre los textos, a partir de los sujetos campesinos que los leen.

Los procesos pedagógicos. Interesa poner de relieve las búsquedas pedagógicas latinoamericanas. Desde Paulo Freire se recibe una luz diáfana. Los principios de una educación participativa, desde la comunión y en diálogo quedan asentados para todo proceso actual. Interesa seguir profundizando en experiencias y prácticas pedagógicas concretas que sean generadoras de vida y liberación para los pobres.

Los contextos galileos. Da claridad al acercamiento a los textos sinópticos considerar la situación de la Galilea del s. I. Los grupos sociales de terratenientes, jornaleros y encargados están en una relación de fuerte tensión. El latifundio ha crecido. Aumenta el desempleo, crecen las deudas y el hambre. Muchos venden su fuerza de trabajo como semi-esclavos. Algunos prefieren asimilarse –en acción de sobrevivencia- a grupos de salteadores de caminos y bandoleros, o a otros grupos más decididamente consolidados como rebeldes frente al imperio romano.

Las lecturas contextuales frente a las re-lecturas ético-teológicas moralizantes e individualistas. Con frecuencia los textos que se han escogido para este ensayo han sido releídos a lo largo de la historia desde perspectivas moralizantes y puramente teológicas en las que se identificaba al señor de la parábola con Dios y el campesino pasaba por ser el llamado a conversión o el juzgado severamente. Se privilegia aquí una lectura más sim-pática, más pegada a la vida de estos hombres y mujeres de la tierra.

Vamos a los textos:

 El viñador
  • Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra y a echarle abono. Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás tú (Lc 13, 8-9).

Frente a la acción depredadora que propone el Señor, el viñador plantea el cuidado y abonado de la tierra. Frente a la acción de dominio y aplastamiento propuesta por el  amo, está la acción revitalizadora del trabajador. Frente al desconocimiento de lo distinto por parte del Señor, cuando no responde a las propias expectativas, está la acción de contacto y proximidad, con el árbol y con la tierra, que emprende el campesino. La sensibilidad ecológica nos hace percibir la relación del campesino con la tierra, el toque, el encuentro, el contacto, el cuidado. En diálogo y gratuidad.
La procesualidad, la paciencia histórica –sin pretensiones de dominio e imposición-, el diálogo con la naturaleza y para la vida,  son pistas pedagógicas que aporta el relato.
Desde la hermenéutica campesina de la sospecha, es posible descubrir palabras de reto al Señor, alterando las disposiciones culturales respecto al honor y trastocando las relaciones sociales, en cuanto el viñador se hace igual al Señor, y le provoca con una negativa expresa a cortar la higuera, invitándolo a hacerlo con sus propias manos: “la cortas tú”.
Por otra parte, es poco común una higuera que no dé fruto. Las higueras son árboles fuertes, que aguantan sequías y hasta incendios –de ello soy testigo-, y que no requieren el más mínimo cuidado. Incluso tras una tala apresurada, de nuevo brotan de lo profundo y pronto vuelven a sus ricos higos. Además, era costumbre común de amos mediterráneos contratar para el cuidado de sus viñas sin especificar los detalles sobre los árboles aledaños. Ahí se jugaba la generosidad o avaricia del dueño. Tras un contexto de conflicto social galileo es posible sospechar la estrategia de supervivencia del viñador, que se beneficia del fruto de la higuera sin hacer partícipe de él al amo-ciudadano, que llega eventualmente a revisar su finca.
El viñador ha adquirido palabra, se ha incorporado del surco, de su agachamiento acostumbrado, y ha proferido una palabra de esperanza, palabra de compromiso con la vida, palabra conflictiva por añadidura, palabra contrapuesta a la palabra del amo, palabra en defensa de sus derechos y de la vida de la tierra, ajena al amo que la considera como simple propiedad y con la que no establece ninguna otra relación de vida.

El encargado
  • Señor, aquí está su dinero. Lo guardé en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre duro que recoge lo que no puso y cosecha donde no sembró (Lc 19,20 // Mt 25,24).

Normalmente se identifica a Dios con el señor y se lee en clave moral, identificando al creyente actual con el campesino encargado, que es invitado a dar mayor fruto.
Se hará otra lectura. Aquí el amo siembra y cosecha, por lo que el siervo queda ubicado inmediatamente en contexto de campesinado.
Es posible descubrir el contexto de conflicto y explotación de amos y encargados. El amo no puede negar la realidad de opresión que ejerce sobre los encargados a quienes exige en exceso, y en su respuesta amenazante no la niega.
¿Cómo lograron los otros encargados responder a su amo? ¿No debieron ellos entrar en la dinámica imperialista romana y en el modelo economicista que se quiere imponer? La voz del encargado rebelde resalta con su denuncia frontal a la injusticia del amo, develando el mal del sistema.
Resalta la conciencia crítica del siervo. No guarda silencio ante al amo que pide cuentas, sino que hace un reflejo claro de la realidad social de maltrato a que se ven sometidos.
El análisis de la realidad es un punto de partida para cualquier proceso pedagógico popular. Esto revela el texto. Los presupuestos con frecuencia caen. Cuando se escucha al pueblo, las lógicas preconcebidas se tambalean. Sólo hay que tener el corazón y los oídos atentos. Cosa que no hace el amo, pues enseguida arremete con amenazas y castigos.

Los segadores
  • Señor, si la semilla que sembraste en el campo era buena ¿de dónde ha salido la mala hierba? … ¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba? (Mt 24, 27-28).

La pregunta ¿de dónde ha salido la mala hierba? es una pregunta aguda, por las causas de lo ocurrido; es una pregunta que intenta develar lo oculto, es una pregunta desideologizadora. Es una pregunta cargada  de sospecha. La respuesta mítica del amo (el Enemigo lo ha hecho) no satisface a los trabajadores, que proponen una solución práctica y desmitologizadora.
Se pone en evidencia el conflicto entre amos y siervos, sus visiones contrastadas, las desconfianzas hacia los amos… Es posible adivinar una sospecha sobre el amo y sobre la semilla que él mismo puso. La semilla no la pusieron los trabajadores, sino el amo, y es de eso que lo acusan sutilmente: de ser él el causante del daño en la finca; pero el amo se defiende con artimañas ideológicas y míticas.
Se presenta en el texto a unos campesinos con palabra, con pensamiento crítico, con perspectiva analítica sobre la realidad. Desafían incluso al amo en su honor, al acusarlo de colocar mala semilla.
Desde una mirada pedagógica se descubre la dialoguicidad como clave de todo proceso. En el diálogo se descubre lo real. La palabra permite desentrañar los escondrijos ocultos.
Sorprende que se aguarde para arrancar la mala hierba. Si los campesinos la han reconocido y hacen la propuesta de arrancarla, es que ya tendrían experiencia en esas acciones y resultarían más efectivas y menos trabajosas. Es lo que indican la mayoría de los campesinos con lo que he conversado: A la mala hierba hay que atajarla cuanto antes.
Ahora bien, es común en varias parábolas que para resaltar el mensaje ético se apele a la sorpresa y contraste con el mundo real, con la experiencia cotidiana. De ese modo se intenta llamar la atención sobre la propia vida. Es posible que en la exploración de sentido del texto por las comunidades primeras haya que apreciar un llamado a la paciencia ante el llamado retraso de la parusía, pero en su sentido primero, en el contexto del campesinado galileo, es posible explorar otros sentidos del textos, desde las claves propuestas.
Se contrasta así con las lecturas que pretenden justificar actitudes de resignación ante la injusticia, o que remiten a la vida ultra-terrena como solución de todos los desmanes presentes.
La parábola señala la actitud crítica y propositiva de los trabajadores como una pista de acción para los creyentes de hoy y para los procesos pedagógicos latinoamericanos.


Los jornaleros
  • Estos que llegaron al final trabajaron solamente una hora y les has pagado igual que a nosotros, que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día (Mt 20,12).

Es otra parábola que ha sido leída identificando al amo y su justicia con Dios y su obrar. Pero muchos trabajadores se preguntan al escucharla: ¿en verdad es esta la justicia de Dios? Pronto afloran experiencias de malos tratos patronales, de trabajos mal pagados, de trabajos pesados… Desde la experiencia de sufrimiento, de trabajo duro aguantando el trabajo y el calor, las palabras del amo resultan poco empáticas por decir lo menos. Casi se trata de una ofensa, de un menosprecio a su trabajo. Son palabras pronunciadas desde la altura de la escala social, desde la distancia. No hay diálogo posible. El amo no sabe de estos trabajos y sudores.
Detrás del reclamo de los trabajadores puede apreciarse la palabra comunitaria. No es reclamo individual, sino de grupo constituido. El relato deja ver la realidad conflictiva galilea y los grupos que se van organizando para resistir a los terratenientes con propuestas de mayor justicia.
De nuevo aparece el reto por el honor. Los jornaleros se revelan ante un modelo socio-cultural que establece el patronazgo como camino de vida para el pueblo. La situación de opresión es tal que estas tramas culturales se resquebrajan, apelando a tradiciones ancestrales casi olvidadas. Es así como se hace posible la palabra de jornalero dirigida al amo. Es desde la rebelión contra los moldes impuestos como se construye la sociedad comunitaria alternativa que propone el texto, en la que es oída la voz de los jornaleros.
Al realizar el ejercicio ético en las comunidades cristianas de fin de siglo I, la parábola se transforma en invitación a la contemplación del Dios gratuito y compasivo con todos. Y en el contexto de ruptura judaísmo-cristianismo pudo ser leído el relato desde la clave de la historia de la salvación, que da cabida  a los paganos.
Desde nuestra clave campesina, más originaria de Jesús y las comunidades galileas, los relieves son otros. La parábola resulta una invitación a la cohesión comunitaria, al apalabramiento de los pobres y la lucha decidida por la justicia, frente a la injusticia de los poderes sociales constituidos de hecho.

Detrás de estas palabras está el maestro galileo Jesús. El Jesús de los campesinos, el de los pobres sufrientes, el Jesús denunciador de injusticias y propositor de una Comunidad de Alianza, desde lo mejor de la tradición religiosa-profética de su pueblo.
Concluyo con una oración-poema dirigida a Aquél que con sus parábolas revolucionarias se constituyó en el Maestro de los pobres:

Maestro de los pobres
Siempre invitas a la mayor justicia
Tú apalabras los sueños
De la tierra hermana
Con frutos para todos
En relatos colmados de sonrisas
Y al pobre das palabra
Labrador que propone proyectos de vida

Disputando al amo su derecho sin rapiña

sábado, 20 de junio de 2015

Biblia y “Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común”



1 La lectura de la biblia adecuada: una nueva hermenéutica

La naturaleza de estos textos narrativos, cargados de simbolismo. La importancia de leerlos en sus contextos. La hermenéutica adecuada.
Esto estaba dicho ya en textos anteriores producidos en el Vaticano, pero el ejercicio de lectura bíblica predominante en los documentos papales más recientes, hacía ver de qué tipo de exégesis y hermenéutica se trataba: predominantemente erudita, y con un enfoque hacia el ayer de los textos.
Cuando el papa Francisco recurre a la adecuada hermenéutica, y paso seguido se refiere a nuestras “convicciones actuales” sobre la relación de la naturaleza, la propia vida y la justicia… entra a considerar otro modo de hermenéutica. La cita de Ricouer en la encíclica no parece inocente. Su ser de argentino y jesuita, lo hace muy probable lector de Croato, con lo que nos enseñó a los latinoamericanos sobre la hermenéutica de los textos considerada como diálogo fructífero de lector y texto.
El reconocimiento sincero de las incorrectas lecturas bíblicas que “hemos” realizado (se incluye en los errores) cambia en algo la visión dogmática del papado, manteniendo un tono más pastoral y humilde.

nn. 66-67.70
Si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos…
Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada…
Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y narrativo, profundas enseñanzas…
En estos relatos tan antiguos, cargados de profundo simbolismo, ya estaba contenida una convicción actual: que todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás.

2. Del falso antropocentrismo bíblico al cuidado de la tierra hermana

Ya leímos hace unos años en la Agenda Latinoamericana un artículo de Leonardo Boff en el que denunciaba la lectura antropocéntrica de los relatos de la creación. La novedad está en el reconocimiento del papa de este pecado del occidente cristiano. Nos hemos creído dueños y señores, y así nos está yendo. Es suficientemente explícito el papa en el cambio de paradigma que debemos realizar, y en la lectura cuidadosa del texto bíblico. Menos dominar, y más cuidar. El cuidado de la casa común, es el título del documento del papa.

nn. 66-68
Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15).
Esto permite responder a una acusación lanzada al pensamiento judío-cristiano: se ha dicho que, desde el relato del Génesis que invita a « dominar » la tierra (cf. Gn 1,28), se favorecería la explotación salvaje de la naturaleza presentando una imagen del ser humano como dominante y destructivo.
…recordar que nos invitan a «labrar y cuidar» el jardín del mundo (cf. Gn 2,15). Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar.
…la Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentienda de las demás criaturas.

3. Legislar para el cuidado

Además de los relatos narrativos simbólicos de Génesis, Francisco se acerca a los textos legislativos hebreos antiguos. De Éxodo y Deuteronomio se extraen ejemplos que dicen a las claras de la preocupación por los animales: bueyes, asnos, pájaros… No dañar, dar el debido descanso y atender al caído son disposiciones perfectamente vigentes. De Levítico se recoge el necesario descanso para la tierra.

nn.67-68
De ahí que la legislación bíblica se detenga a proponer al ser humano varias normas, no sólo en relación con los demás seres humanos, sino también en relación con los demás seres vivos: « Si ves caído en el camino el asno o el buey de tu hermano, no te desentenderás de ellos […] Cuando encuentres en el camino un nido de ave en un árbol o sobre la tierra, y esté la madre echada sobre los pichones o sobre los huevos, no tomarás a la madre con los hijos » (Dt 22,4.6). En esta línea, el descanso del séptimo día no se propone sólo para el ser humano, sino también «para que reposen tu buey y tu asno » (Ex 23,12).
Esta responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica que el ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los delicados equilibrios entre los seres de este mundo…
Por otra parte, también se instauró un año sabático para Israel y su tierra, cada siete años (cf. Lv 25,1-4), durante el cual se daba un completo descanso a la tierra, no se sembraba y sólo se cosechaba lo indispensable para subsistir y brindar hospitalidad (cf. Lv 25,4-6).

4. Responsabilidad social

Sin entrarle de lleno, toca el papa el tema ya tratado con amplitud por Juan Pablo II (en Solicitudo rei socialis y Centessimus Annus) de la propiedad privada sobre la que “grava una hipoteca social”. Repite la doctrina tradicional que es bueno repetir porque a muchos que nos decimos cristianos se nos olvida, en cuanto tenemos propiedades de producción. ¿Qué es lo tradicional cristiano?: la tierra nos ha sido dada, no somos dueños (lo es Dios), la propiedad es para la equidad y la justicia, la tierra con sus frutos es de todo el pueblo…
El papa Francisco se refiere a la legislación hebrea en Éxodo y Levítico (Shabbath y Jubileo), y a sus implicaciones: descanso necesario, perdón de deudas, liberación de esclavos, frutos de la tierra para todos…

nn. 67.72
La tierra nos precede y nos ha sido dada. Dios niega toda pretensión de propiedad absoluta: «La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía, y vosotros sois forasteros y huéspedes en mi tierra» (Lv 25,23).
La ley del Shabbath. El séptimo día, Dios descansó de todas sus obras. Dios ordenó a Israel que cada séptimo día debía celebrarse como un día de descanso, un Shabbath (cf. Gn 2,2-3; Ex 16,23; 20,10). Finalmente, pasadas siete semanas de años, es decir, cuarenta y nueve años, se celebraba el Jubileo, año de perdón universal y « de liberación para todos los habitantes » (Lv 25,10). El desarrollo de esta legislación trató de asegurar el equilibrio y la equidad en las relaciones del ser humano con los demás y con la tierra donde vivía y trabajaba. Pero al mismo tiempo era un reconocimiento de que el regalo de la tierra con sus frutos pertenece a todo el pueblo. Aquellos que cultivaban y custodiaban el territorio tenían que compartir sus frutos, especialmente con los pobres, las viudas, los huérfanos y los extranjeros: «Cuando coseches la tierra, no llegues hasta la última orilla de tu campo, ni trates de aprovechar los restos de tu mies. No rebusques en la viña ni recojas los frutos caídos del huerto. Los dejarás para el pobre y el forastero» (Lv 19,9-10).

En fin, considero que es un buen ejercicio de lectura bíblica el que realiza el papa Francisco, desde su honda preocupación por la Tierra y por la Vida toda.

Excurso:

Otro ejemplo de cómo las preocupaciones vitales apoyan lecturas más frescas de la Biblia que me gusta evocar es el de Juan Germán Roscio, en su obra El triunfo de la libertad sobre el despotismo.
Roscio hace su propia lectura de la Biblia desde la polémica religioso-política del acontecimiento latinoamericano emancipador, y propone algunos criterios que aún pueden sernos válidos.

1.       Considera el conjunto del texto. Al acercarse a Proverbios 8 afirma: “Con leer siquiera el sumario… leyendo íntegramente el capítulo, se ve claramente que no sois vos quien se explica en él” (p. 13).  Así, frente a quienes entienden aquello de “por mí reinan los Reyes y los legisladores decretan lo justo” como dicho por el mismo Dios a favor del poder totalitario de los monarcas, descubre que quien habla es la sabiduría. Ella es la que afirma que sin su apoyo no puede haber acierto en los gobiernos.
2.       Analiza el objeto de cada escrito y distingue entre aquellos de corte político y otros de carácter moral. Así incluye entre los escritos morales el Eclesiastés al que exonera por tanto del sello de la infalibilidad en materia de gobierno. “…ninguno de ellos (los escritos considerados de Salomón) tenía por objeto la política de las naciones” (16) por lo que no podrían sacarse de ellos conclusiones erradas sobre las formas de gobierno de las naciones.
3.       Deja ver los géneros literarios empleados tales como metáforas, parábolas, figuras. Salomón como figura de la Sabiduría, por ejemplo.
4.       Interrelaciona el texto central en estudio con otros tales como Jueces 9, Mt 12 y 24, 2 Cró 25, Job 28, Eclo 11 y 24, Sab 6 y 7, Qo 8 y 10, Jr 27, Éx 18 y 1 Cor 1-3; reforzando y profundizando su sentido.
5.       Critica sin ambages la imagen tradicional de Salomón “infractor de la ley, e interesado en sostener su poder arbitrario…” (16), a tenor de los propios textos bíblicos, en el libro de Reyes.
6.       De-construye la letra del texto, en razón de su disonancia con la vida del pueblo israelita, regida por la razón y el derecho. Con buen criterio hermenéutico apunta a una lectura más global, a partir de otros textos y de otras prácticas.

El papa, desde nuestras actuales preocupaciones planetarias –e incluso cósmicas-, o Roscio, desde su momento político de siglo XIX, nos abren horizontes de lectura bíblica desde nuestra propias realidades. Y avanzamos, a paso de pueblo.

jueves, 11 de junio de 2015

¿Victoria del Señor?

Ensayo sálmico

Sal 97: El Señor da a conocer su victoria


Nietche (o algunos de sus intérpretes) estaría feliz. Por fin los cristianos se toman en serio el mensaje. Victoria y señorío. Superhombre. Voluntad de poder.
Ha de pasar el mensaje por la necesaria crítica. Desde la Alteridad. Desde la deconstrucción de la Totalidad. Desde el reconocimiento del Otro (Levinas). Desde la apertura al Otro-pobre (Dussell).
También desde Jesús, el pobre de Nazaret, que mostró su victoria en la entrega radical,  en la lucha por la justicia, en la propuesta de construcción de la Comunidad de Alianza desde las comunidades rurales pobres.
Señor es la traducción de los LXX. Terrible traducción que dio pie a tal Voluntad de Poder, emparentada con los grandes imperios: romano, carolingio, español, francés, británico, norteamericano… Imperios sostenidos por la mano del Señor.
Seguramente no tuvieron mala intención aquellos traductores. Era voluntad de diálogo con el imperio griego, con la fuerte cultura helenista. Los escritores del Apocalipsis de Juan intentaron releer aquel Señor como una oportunidad de crítica al emperador romano, proponiendo a Jesús como único Señor, como denuncia de los señoríos que se imponen. Pero fue vano su intento. La palabra Señor pudo más que sus relecturas alternativas. Se impusieron los señores. Se impuso la religión de los señores, frente a las vivencias de fe más sencillas de pescadores y artesanos, de esclavos y mujeres, de trabajadores dispersos por el imperio romano; se impuso la religión de los señores frente a la propuesta anti-imperial de Pablo apóstol, de comunidades vivas de iguales, autosustentables y libres, inspiradas en el pobre de Nazaret.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. 

Buena es la alabanza a nuestro Dios. Bueno es el canto. Buena la alegría que renueva el corazón, las energías, las ganas de vivir.
Francisco de Asís alaba lo creado, hasta lo más pequeño. Descubrir las maravillas de la vida es tener ojos de asombro para ello. Es tener corazón con capacidad de deslumbrarse. Algo de inocencia nos queda. De virginidad humana. Algo de inexplorado que nos llama. Es tener Deseo. De Trascendencia. De más allá de nosotros. Es actitud de apertura. Querencia de encuentro, de diálogo. De salir de sí.
Las maravillas son tantas. Naturaleza y cultura. Belleza y armonía. Caos en evolución permanente. Cosmos. Energía. El Universo: es gran maravilla que nos abarca. Esa Gran Madre de la Vida. Dios-a al fondo. Historia. Manera humana de leer el Tiempo. Tiempo. Devenir del Ser. Devenir del Otro.
El brazo derecho de Dios. Es su actuar creador. Su afán de vida que se muestra productivo. Su brazo artesano. Nuestro Dios es Acción y Logos. Brazo y Boca. Fuerza y Palabra. Voluntad y Discurso. Corazón y Lengua.
¿Por qué no su brazo izquierdo? Otra versión desafortunada de la acción divina. El Poder imperial se asoció a la derecha. El brazo del que manda. El brazo patriarcal. Los zurdos son anormales, se dijo. Debe imponérseles la vía correcta, derecha. Así en educación, con pupitres derechos para todos; así en música, con instrumentos derechos; así en las prácticas cotidianas de trabajo, alimentación y reposo. Así en política: Ojo con zurda conducta. Ésta es la historia de cómo Dios pasó a hacerse de derechas: por su brazo derecho, que tan bien les vino  a los Poderes de Dominación.
Si Dios-a tiene brazo izquierdo, será el brazo más cercano a su corazón. Hubiera preferido la acción de ese brazo. Tal vez hubiera cantado otro gallo, u otra gallina. El Otro mundo posible estaría más cercano, seguramente.
Aunque con tanta cosa buena de la vida, con tanta organización popular, con tantas asociaciones que quieren y luchan por la vida buena para todos-as, es seguro que algún brazo izquierdo anda por ahí. Y no precisamente el brazo invisible del mercado. El brazo izquierdo de lo Divino-Materno nos acoge en su regazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. 

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera; 
gritad, vitoread, tocad. 

Y luego la Comunicación. Acción y Palabra. Ya lo supieron los antiguos. Sin Control de la Comunicación no hay nada. Es necesario dar a conocer. Muy de actualidad el asunto de lo mediático y de su control.
Para las naciones: victoria y justicia. Para Israel: misericordia y fidelidad. Tan terrible también. Aún sufrimos de esta lectura. Victoria y justicia sobre Palestina, que lo sepa el Mundo árabe, las naciones. Fidelidad y misericordia para el Estado de Israel. Para los confines de la tierra, la inacción, la contemplación. Para Israel, la palabra, el vitoreo. Así lo lee el sionismo mundial. Y sus aliados cristianos imperiales, que guardan con decoro la tradición.
La teología de la Elección siempre fue de cuidado. Y hubo dos lecturas de ella. Según la primera, Dios elige lo pequeño, lo pobre, justamente por ser pobre, para preparar un mundo sin exclusiones. La segunda lectura se impuso. Sucedió lo de la teología del Señor: los señores se hicieron elegidos y excluyeron. Y reafirmaron la teología de la Elección, ahora cristiana.
Evito esta teología tan llena de ambigüedades y peligros para el propio corazón. El gran peligro: yo soy el elegido; los demás ellos verán cómo lo toman.
El mismo Pablo hubo de vérselas con esa teología e intentó volver a su sentido originario en la Carta a los Romanos (Elsa Tamez lo explica muy bien con su propuesta contextual estructural de aproximación a la Carta). Pero no quedó tan evidente su argumentación –la de Pablo-, puesto que los “cristianos imperiales”  (contradictio in terminis) echaron mano de su carta para excluir a los demás, incluso físicamente, con Cruzadas religiosas y hogueras inquisitoriales para la disidencia.
Cuando Israel era pequeño, pueblo de campesinos rebeldes, la victoria del pobre significaba liberación, posibilidades de futuro, vida para los excluidos. Pero pronto se perdió el sentido originario de esta victoria para ser leída desde el poder que se impone.

Aun nos queda: Contemplación de lo divino, alegría, canto y toque, acción liberadora. Alabo a Dios por ello. Bendito su nombre. Amén.

jueves, 4 de junio de 2015

Salmos de Subida y Cantar: una comparación

El encuentro con Tirsa (ya hace unos años) con su iluminación sobre los Salmos de Subida me abrió algunos horizontes de lectura. Sobre todo quedé impactado –aún sin haber abordado directamente el asunto, sino apenas con las sugerencias y claves de lectura aportadas- con la relación que puede establecerse entre este conjunto de Salmos y el libro de Cantar de los Cantares.
A más abundar, algunos criterios de lectura fueron reafirmados con insistencia. Nuestras lecturas latinoamericanas se juegan entre el texto y la vida, entre el discurso y la calle, entre Pueblo y Biblia. Sin este jugueteo de fe, sin esta danza, no es posible entender gran parte de la producción de los biblistas latinoamericanos.
Juego también yo, danzo, desde este barrio popular de El Cristo, en el que vivo desde hace 10 años.
Cantar es amor de pueblo. Es lucha por la vida y por la paz, en medio de otros proyectos que la comen, que la quitan. Cantar es sueño de humanidad, de mujeres y hombres amándose en reciprocidad, de búsquedas y anhelos, de encuentros plenos y de nuevas búsquedas. De huidas y resistencias frente a poderosos, frente a las estrategias de explotación de los pobres.
 Los Salmos de Subida no refieren algo distinto. Las mismas experiencias de pueblo parecen estar a la base, los mismos personajes, la misma fe, los mismos sueños.

La situación que se vive en Cantar y en los Salmos

La situación de la amada en Cantar es de explotación. Esta quemada por el sol a causa del trabajo en las viñas (1,6). Viñas que se ha apropiado Salomón (8,11-12), símbolo aquí de terratenientes y poderosos.
Este sol que quema a la amada es el mismo del que Dios protege para que no haga daño (Sal 121,6). Quienes proclaman el Sal 121 viven una similar experiencia de explotación bajo el sol. Son campesinos, hombres y mujeres, trabajando en condiciones abrasadoras, sin una mínima satisfacción para sí y su comunidad.

La imagen de ríos, aguas y olas que anegan es común a ambos escritos (Ct 8,7 y Sal 124,4). Pocas veces más se encuentra en el Primer Testamento esta expresión (sólo en Is 8; 43,2; Sb 5,22; Sal 69,3). En Ct y Sal son los ríos los que amenazan con llevarse a la persona. La situación es desesperada. Detrás de esta imagen se encuentra la experiencia popular de quienes viven en frágiles construcciones, cercanos a quebradas o ríos. Experiencia común en nuestros días a tantos pobladores de nuestros barrios populares y aldeas, en la época de lluvias.

Y no se trata de una situación puntual, coyuntural. Es más estructural. Abarca la vida toda. Desde la juventud se ha experimentado el asedio (Sal 129,1-2). Desde la niñez han pretendido los “hermanos” apropiarse el cuerpo de la amada, asediándolo (Ct 8, 8-10). Experiencia común a otros textos (Lm 3,27; Eclo 51,7.15) y a otras vidas. Recuerdo dos jóvenes vecinas, que alguna vez pasaron por la casa a consultar sus tareas escolares, y que casi niñas abandonaron su hogar conflictivo para entregarse a experiencias de prostitución,  parejas ocasionales y trabajos sin cuento.
Muchos de los nacidos en nuestro barrio, los mayores ya hará cuarenta años, han experimentado la situación prolongada de injusticia. Han sufrido por vivienda, por trabajo, por estudios, por dignidad… Y no ha sido algo ocasional, sino ligado íntimamente a los modelos económicos, políticos y culturales globales predominantes en estas décadas pasadas, tanto a nivel nacional como internacional.

La mención de las tiendas de Quedar no es casual en ambos escritos (Ct 1,5 y Sal 120,5). Quedar se menciona en otros textos del Primer Testamento (Ez 37, Gn 25, 13 // 1Cr 1,29; Is 21; 42; 60; Jr 2; 49). Se refiere en su origen a los hijos de Ismael, que son considerados habitantes de la estepa, bravos hijos, pero extranjeros. Se aborda entonces una cuestión étnica. Se remite al relato de expulsión de Agar e Ismael, a la exclusión de estos grupos.
En Ct 1,5 se hace referencia a la negritud de las tiendas, una forma sutil de evocar la negritud de estos pueblos del desierto –ismaelitas- emparentados con los egipcios y etíopes, y con quienes se vincula la amada (“negra soy”). Negritud que se relaciona con la situación de exclusión y explotación.
El Sal 120,5 define la vida en las tiendas de Quedar como desgraciada. Es la vida vivida por los actores en el Salmo: vida de desgracia y de exclusión a causa de su extranjería (v. 5a).

Los proyectos propuestos

En medio de estas situaciones se presentas varias propuestas o proyectos. Algunos biblistas latinoamericanos (Andiñach, Schwantes, Mizzoti…) han estudiado los proyectos contrapuestos presentes en el Cantar. Frente al proyecto hegemónico salomónico, de explotación económica y dominación militarista (3,6-8), se sitúa el proyecto de la sulamita, proyecto de paz-shalom.
En los Salmos de Subida se muestran también proyectos contrapuestos. El proyecto de guerra se revela explícito en Sal 120,7, frente al proyecto de paz. Vuelve a repetirse este deseo de paz, como un estribillo conclusivo en Sal 125 y 128: “Paz a Israel”. Y se pide la paz para Jerusalén en Sal 122, 6-8.
Pero esta paz que se preconiza no es una paz ingenua. La mención de la flechas (Sal 120 y 127), siempre en manos de los aliados de Dios, hace pensar en una paz que los hijos defenderán, que no se dejarán arrebatar. Una paz grabada con fuego: el fuego de las brasas de retama con que se afilarán las flechas (Sal 120,4) o el fuego de las saetas del amor divino (Ct 8,6).

Hermanos y amigos en el Sal 122,8 dan consistencia al proyecto de amor y paz, mientras que la amada del Cantar nunca llamará hermanos a quienes sí la llaman hermana pero desean abusar de ella (8,8-19). A quienes la explotan en el trabajo de la viña, prefiere llamarlos “hijos de mi madre” (1,6). Son dos modos diferentes del ser hermanos. Pero también en Cantar se abre una nueva fraternidad: la fundada en el amor de los amados (8,1-2).

La diadema es el símbolo del poder real en Sal 132, 18 y Ct 3,11. Pero, mientras que en Ct la mención de la diadema se realiza en un contexto de crítica a Salomón por su modo de ascenso al trono (eliminando a los otros pretendientes con el favor de su madre), en el Sal 132 se evoca como símbolo utópico de otro modo de gobernar: la mención del ungido descendiente de David (v. 17) cataliza las esperanzas del pueblo. La diadema que brilla es símbolo de la justicia, de un poder distinto que harta de pan a los pobres (v. 15).

El uso de la palabra entra en el juego de los proyectos. Puede tratarse de la lengua mentirosa, engañosa, tramposa (Sal 120, 2-3), o más bien de un “hablar encantador”, como el del amado (Ct 4,3). Si bien la palabra encantar puede ser entendida en varias acepciones, una de ellas por cierto vinculada al engaño (los encantadores son figuradamente embaucadores). El contexto de Ct permite interpretar de un modo más positivo el hablar encantador, en el sentido de agradable, pero a la vez permite acercar el texto a otros textos en los que se trata de la palabra que engaña.

En definitiva, tanto en Cantar como en los Salmos de Subida, se apuesta por el proyecto de Dios para su pueblo, para su amado. En el Sal 127,2  Dios se presenta colmando a su amado de bienes. Y es en Ct 8,5 donde aparece la sulamita apoyada en su amado. Si la expresión “su amado” en Ct es referida a la relación amorosa de una pareja, no habría por qué descartar esta lectura para el Sal 120. Dios es la imagen femenina, de mujer, de amada, que colma de bienes a su amado mientras duerme. De modo similar aparece la imagen en Ct 8,4 y paralelos: “Hijas de Jerusalén, no despierten, no desvelen al amor hasta que le plazca”. Sólo que aquí es el amado quien vela el sueño de su amada y desea su placer. Así vigila, como centinela –ahora con imagen guerrera y de varón- que no duerme ni dormita (Sal 121,4). Las resonancias lingüísticas, con ese juego de paralelismos y contrastes, resultan evidentes.

Este proyecto de Dios es agradable, placentero, como ungüento que baja por la barba (Sal 133, 2), como ungüento derramado (Ct 1,13). O como rocío del Hermón (Sal 133,3) o novia que viene de su cumbre (Ct 4,6). Como corrientes que fluyen del Líbano (Ct 4,15) o torrentes del Négueb (Sal 126,4) que fertilizan. Cuerpos ungidos: labios, manos y dedos que destilan (4,11; 5,13; 5,4). Así es la bendición de Dios sobre su pueblo (Sal 133,3).

Y aunque el nombre de Dios en Cantar apenas se insinúa (una sola vez adjetivando la llama de amor), es suficiente para reconocer en el proyecto de amor y paz de la pareja del Cantar el proyecto del mismo Dios, claramente explicitado como “de Dios” en los Salmos de Subida.

Más allá de este reconocimiento, lo que se quiso poner de relieve en este breve ensayo, es la casi asombrosa relación entre estos escritos del Primer Testamento, que hacen pensar en las mismas experiencias vitales y hasta tal vez los mismos grupos humanos, hombres y mujeres, al fondo de estos escritos.

El proyecto de vida propuesto, a partir de la realidad de los pobres, proyecto de amor humanizador, en relaciones recíprocas, proyecto de paz y resistencia frente a la explotación, proyecto de gozo liberador… seguramente aportará pistas y criterios a nuestras comunidades para valorar los proyectos socio-políticos actualmente en debate tanto en Venezuela como en Latinoamérica y el mundo, y juzgarlos de acuerdo a su carga  liberadora y de vida para nuestros pueblos.