sábado, 20 de junio de 2015

Biblia y “Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común”



1 La lectura de la biblia adecuada: una nueva hermenéutica

La naturaleza de estos textos narrativos, cargados de simbolismo. La importancia de leerlos en sus contextos. La hermenéutica adecuada.
Esto estaba dicho ya en textos anteriores producidos en el Vaticano, pero el ejercicio de lectura bíblica predominante en los documentos papales más recientes, hacía ver de qué tipo de exégesis y hermenéutica se trataba: predominantemente erudita, y con un enfoque hacia el ayer de los textos.
Cuando el papa Francisco recurre a la adecuada hermenéutica, y paso seguido se refiere a nuestras “convicciones actuales” sobre la relación de la naturaleza, la propia vida y la justicia… entra a considerar otro modo de hermenéutica. La cita de Ricouer en la encíclica no parece inocente. Su ser de argentino y jesuita, lo hace muy probable lector de Croato, con lo que nos enseñó a los latinoamericanos sobre la hermenéutica de los textos considerada como diálogo fructífero de lector y texto.
El reconocimiento sincero de las incorrectas lecturas bíblicas que “hemos” realizado (se incluye en los errores) cambia en algo la visión dogmática del papado, manteniendo un tono más pastoral y humilde.

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Si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos…
Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada…
Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y narrativo, profundas enseñanzas…
En estos relatos tan antiguos, cargados de profundo simbolismo, ya estaba contenida una convicción actual: que todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás.

2. Del falso antropocentrismo bíblico al cuidado de la tierra hermana

Ya leímos hace unos años en la Agenda Latinoamericana un artículo de Leonardo Boff en el que denunciaba la lectura antropocéntrica de los relatos de la creación. La novedad está en el reconocimiento del papa de este pecado del occidente cristiano. Nos hemos creído dueños y señores, y así nos está yendo. Es suficientemente explícito el papa en el cambio de paradigma que debemos realizar, y en la lectura cuidadosa del texto bíblico. Menos dominar, y más cuidar. El cuidado de la casa común, es el título del documento del papa.

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Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15).
Esto permite responder a una acusación lanzada al pensamiento judío-cristiano: se ha dicho que, desde el relato del Génesis que invita a « dominar » la tierra (cf. Gn 1,28), se favorecería la explotación salvaje de la naturaleza presentando una imagen del ser humano como dominante y destructivo.
…recordar que nos invitan a «labrar y cuidar» el jardín del mundo (cf. Gn 2,15). Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar.
…la Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentienda de las demás criaturas.

3. Legislar para el cuidado

Además de los relatos narrativos simbólicos de Génesis, Francisco se acerca a los textos legislativos hebreos antiguos. De Éxodo y Deuteronomio se extraen ejemplos que dicen a las claras de la preocupación por los animales: bueyes, asnos, pájaros… No dañar, dar el debido descanso y atender al caído son disposiciones perfectamente vigentes. De Levítico se recoge el necesario descanso para la tierra.

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De ahí que la legislación bíblica se detenga a proponer al ser humano varias normas, no sólo en relación con los demás seres humanos, sino también en relación con los demás seres vivos: « Si ves caído en el camino el asno o el buey de tu hermano, no te desentenderás de ellos […] Cuando encuentres en el camino un nido de ave en un árbol o sobre la tierra, y esté la madre echada sobre los pichones o sobre los huevos, no tomarás a la madre con los hijos » (Dt 22,4.6). En esta línea, el descanso del séptimo día no se propone sólo para el ser humano, sino también «para que reposen tu buey y tu asno » (Ex 23,12).
Esta responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica que el ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los delicados equilibrios entre los seres de este mundo…
Por otra parte, también se instauró un año sabático para Israel y su tierra, cada siete años (cf. Lv 25,1-4), durante el cual se daba un completo descanso a la tierra, no se sembraba y sólo se cosechaba lo indispensable para subsistir y brindar hospitalidad (cf. Lv 25,4-6).

4. Responsabilidad social

Sin entrarle de lleno, toca el papa el tema ya tratado con amplitud por Juan Pablo II (en Solicitudo rei socialis y Centessimus Annus) de la propiedad privada sobre la que “grava una hipoteca social”. Repite la doctrina tradicional que es bueno repetir porque a muchos que nos decimos cristianos se nos olvida, en cuanto tenemos propiedades de producción. ¿Qué es lo tradicional cristiano?: la tierra nos ha sido dada, no somos dueños (lo es Dios), la propiedad es para la equidad y la justicia, la tierra con sus frutos es de todo el pueblo…
El papa Francisco se refiere a la legislación hebrea en Éxodo y Levítico (Shabbath y Jubileo), y a sus implicaciones: descanso necesario, perdón de deudas, liberación de esclavos, frutos de la tierra para todos…

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La tierra nos precede y nos ha sido dada. Dios niega toda pretensión de propiedad absoluta: «La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía, y vosotros sois forasteros y huéspedes en mi tierra» (Lv 25,23).
La ley del Shabbath. El séptimo día, Dios descansó de todas sus obras. Dios ordenó a Israel que cada séptimo día debía celebrarse como un día de descanso, un Shabbath (cf. Gn 2,2-3; Ex 16,23; 20,10). Finalmente, pasadas siete semanas de años, es decir, cuarenta y nueve años, se celebraba el Jubileo, año de perdón universal y « de liberación para todos los habitantes » (Lv 25,10). El desarrollo de esta legislación trató de asegurar el equilibrio y la equidad en las relaciones del ser humano con los demás y con la tierra donde vivía y trabajaba. Pero al mismo tiempo era un reconocimiento de que el regalo de la tierra con sus frutos pertenece a todo el pueblo. Aquellos que cultivaban y custodiaban el territorio tenían que compartir sus frutos, especialmente con los pobres, las viudas, los huérfanos y los extranjeros: «Cuando coseches la tierra, no llegues hasta la última orilla de tu campo, ni trates de aprovechar los restos de tu mies. No rebusques en la viña ni recojas los frutos caídos del huerto. Los dejarás para el pobre y el forastero» (Lv 19,9-10).

En fin, considero que es un buen ejercicio de lectura bíblica el que realiza el papa Francisco, desde su honda preocupación por la Tierra y por la Vida toda.

Excurso:

Otro ejemplo de cómo las preocupaciones vitales apoyan lecturas más frescas de la Biblia que me gusta evocar es el de Juan Germán Roscio, en su obra El triunfo de la libertad sobre el despotismo.
Roscio hace su propia lectura de la Biblia desde la polémica religioso-política del acontecimiento latinoamericano emancipador, y propone algunos criterios que aún pueden sernos válidos.

1.       Considera el conjunto del texto. Al acercarse a Proverbios 8 afirma: “Con leer siquiera el sumario… leyendo íntegramente el capítulo, se ve claramente que no sois vos quien se explica en él” (p. 13).  Así, frente a quienes entienden aquello de “por mí reinan los Reyes y los legisladores decretan lo justo” como dicho por el mismo Dios a favor del poder totalitario de los monarcas, descubre que quien habla es la sabiduría. Ella es la que afirma que sin su apoyo no puede haber acierto en los gobiernos.
2.       Analiza el objeto de cada escrito y distingue entre aquellos de corte político y otros de carácter moral. Así incluye entre los escritos morales el Eclesiastés al que exonera por tanto del sello de la infalibilidad en materia de gobierno. “…ninguno de ellos (los escritos considerados de Salomón) tenía por objeto la política de las naciones” (16) por lo que no podrían sacarse de ellos conclusiones erradas sobre las formas de gobierno de las naciones.
3.       Deja ver los géneros literarios empleados tales como metáforas, parábolas, figuras. Salomón como figura de la Sabiduría, por ejemplo.
4.       Interrelaciona el texto central en estudio con otros tales como Jueces 9, Mt 12 y 24, 2 Cró 25, Job 28, Eclo 11 y 24, Sab 6 y 7, Qo 8 y 10, Jr 27, Éx 18 y 1 Cor 1-3; reforzando y profundizando su sentido.
5.       Critica sin ambages la imagen tradicional de Salomón “infractor de la ley, e interesado en sostener su poder arbitrario…” (16), a tenor de los propios textos bíblicos, en el libro de Reyes.
6.       De-construye la letra del texto, en razón de su disonancia con la vida del pueblo israelita, regida por la razón y el derecho. Con buen criterio hermenéutico apunta a una lectura más global, a partir de otros textos y de otras prácticas.

El papa, desde nuestras actuales preocupaciones planetarias –e incluso cósmicas-, o Roscio, desde su momento político de siglo XIX, nos abren horizontes de lectura bíblica desde nuestra propias realidades. Y avanzamos, a paso de pueblo.

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