Vengo de unas manos campesinas.
De voces y silencios. Las voces que narran la vida, que no la dejan en el olvido,
que descifran los signos escritos sobre surcos. Los silencios que miran
horizontes nuevos cada día, que guardan en su seno la experiencia y el futuro.
Vengo de lecturas bíblicas
latinoamericanas, desde contextos populares, desde grupos ecuménicos, desde las
realidades plurales de grupos de excluidos y minorías organizadas.
Desde estas sombras me alargo
sobre los textos sinópticos que dan voz amplia al campesino. Cuatro textos en
especial han llamado mi atención, por la palabra extensa, por el discurso
elaborado, por la voz asignada sin censura a unos hombres rurales.
Éstos son:
- Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra y a echarle abono. Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás tú (Lc 13, 8-9).
- Señor, aquí está su dinero. Lo guardé en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre duro que recoge lo que no puso y cosecha donde no sembró (Lc 19,20 // Mt 25,24).
- Señor, si la semilla que sembraste en el campo era buena ¿de dónde ha salido la mala hierba? … ¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba? (Mt 24, 27-28).
- Estos que llegaron al final trabajaron solamente una hora y les has pagado igual que a nosotros, que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día (Mt 20,12).
La realidad campesina sabe mucho
de silencios y de silenciamientos. El mundo urbano sabe y se goza más del fruto del trabajo
campesino. Con frecuencia ignora su vida atrás. Los medios de comunicación
señalan como horizonte de futuro los progresos tecnológicos y comunicacionales. Poco refieren del campo.
Poco beben de él.
Hay experiencias de vida entre el
pueblo que aportan voz en medio de tantos silencios. La experiencia de
educación popular en la
Casa Comunitaria Peruchito pretende ser una experiencia
compartida, un camino emprendido juntos, de liberación y apalabramiento
cuasi-rural, en los márgenes de la ciudad. El incipiente caminar bíblico
popular es otro proceso que pretende aportar voz, palabra, a quienes
participamos en él.
Desde estas realidades vividas es
posible emprender un acercamiento particular, se espera que fructífero, a los
textos ofrecidos más arriba.
Es importante acceder a ellos
mediante algunas claves, que se indican en lo que sigue:
La utopía social inscrita en los textos. Los textos parabólicos mismos, en su origen, son una palabra
utópica frente a la realidad del Imperio en que se escriben. Se están perdiendo
las raíces hondas de comunitarismo popular frente al acoso del nuevo modelo
imperial de economía centralista acumulativa. Es por eso que abundan los
detalles textuales que remiten a un pasado que motoriza las energías para el compromiso
por un modelo diferente, en cuyo centro está la Alianza de los grupos por
la vida de todos, en especial la de los excluidos.
La ecología. El acercamiento a la tierra es otra mirada importante
campesina. A la tierra como espacio cultivable y, principalmente, como ámbito
de relación. A la tierra con su árboles y frutos. Con su vertiente de vida.
La polémica con el modelo cultural de patronazgo, y con la visión
cultural del honor. Los debates por el honor se realizan entre iguales en
estatus. La dependencia a través del patronazgo evita toda disidencia. Esto es
lo que ponen de relieve autores como Malina (corriente de antropología cultural
norteamericana) tras el estudio detenido de la cultura mediterránea. Sin
embargo la Galilea
de mediados a finales del s. I está que arde. La opresión y represión imperial
ha sido tal que datos culturales como ésos de honor social y patronazgo son
puestos en entredicho por grupos de rebeldes que gozan de la simpatía popular (y
es esto lo que resaltan otros autores, también norteamericanos, tales como
Horsey o Sanders).
La hermenéutica campesina. Recuerdo al colombiano Aníbal Cañaveral,
tan motivador en sus talleres sobre
dicha hermenéutica. Para la lectura de estas parábolas me acojo a su trabajo, a
su indagación sobre los textos, a partir de los sujetos campesinos que los
leen.
Los procesos pedagógicos. Interesa poner de relieve las búsquedas
pedagógicas latinoamericanas. Desde Paulo Freire se recibe una luz diáfana. Los
principios de una educación participativa, desde la comunión y en diálogo
quedan asentados para todo proceso actual. Interesa seguir profundizando en
experiencias y prácticas pedagógicas concretas que sean generadoras de vida y
liberación para los pobres.
Los contextos galileos. Da claridad al acercamiento a los textos
sinópticos considerar la situación de la Galilea del s. I. Los grupos sociales de terratenientes,
jornaleros y encargados están en una relación de fuerte tensión. El latifundio
ha crecido. Aumenta el desempleo, crecen las deudas y el hambre. Muchos venden
su fuerza de trabajo como semi-esclavos. Algunos prefieren asimilarse –en
acción de sobrevivencia- a grupos de salteadores de caminos y bandoleros, o a
otros grupos más decididamente consolidados como rebeldes frente al imperio
romano.
Las lecturas contextuales frente a las re-lecturas ético-teológicas
moralizantes e individualistas. Con frecuencia los textos que se han
escogido para este ensayo han sido releídos a lo largo de la historia desde
perspectivas moralizantes y puramente teológicas en las que se identificaba al
señor de la parábola con Dios y el campesino pasaba por ser el llamado a
conversión o el juzgado severamente. Se privilegia aquí una lectura más
sim-pática, más pegada a la vida de estos hombres y mujeres de la tierra.
Vamos a los textos:
- Señor, déjala
todavía este año; voy a aflojar la tierra y a echarle abono. Con eso tal
vez dará fruto; y si no, ya la cortarás tú (Lc 13, 8-9).
Frente a la acción depredadora
que propone el Señor, el viñador plantea el cuidado y abonado de la tierra.
Frente a la acción de dominio y aplastamiento propuesta por el amo, está la acción revitalizadora del
trabajador. Frente al desconocimiento de lo distinto por parte del Señor, cuando
no responde a las propias expectativas, está la acción de contacto y
proximidad, con el árbol y con la tierra, que emprende el campesino. La
sensibilidad ecológica nos hace percibir la relación del campesino con la
tierra, el toque, el encuentro, el contacto, el cuidado. En diálogo y gratuidad.
La procesualidad, la paciencia
histórica –sin pretensiones de dominio e imposición-, el diálogo con la
naturaleza y para la vida, son pistas
pedagógicas que aporta el relato.
Desde la hermenéutica campesina
de la sospecha, es posible descubrir palabras de reto al Señor, alterando las
disposiciones culturales respecto al honor y trastocando las relaciones
sociales, en cuanto el viñador se hace igual al Señor, y le provoca con una
negativa expresa a cortar la higuera, invitándolo a hacerlo con sus propias
manos: “la cortas tú”.
Por otra parte, es poco común una
higuera que no dé fruto. Las higueras son árboles fuertes, que aguantan sequías
y hasta incendios –de ello soy testigo-, y que no requieren el más mínimo
cuidado. Incluso tras una tala apresurada, de nuevo brotan de lo profundo y
pronto vuelven a sus ricos higos. Además, era costumbre común de amos
mediterráneos contratar para el cuidado de sus viñas sin especificar los
detalles sobre los árboles aledaños. Ahí se jugaba la generosidad o avaricia del
dueño. Tras un contexto de conflicto social galileo es posible sospechar la
estrategia de supervivencia del viñador, que se beneficia del fruto de la
higuera sin hacer partícipe de él al amo-ciudadano, que llega eventualmente a
revisar su finca.
El viñador ha adquirido palabra,
se ha incorporado del surco, de su agachamiento acostumbrado, y ha proferido
una palabra de esperanza, palabra de compromiso con la vida, palabra
conflictiva por añadidura, palabra contrapuesta a la palabra del amo, palabra
en defensa de sus derechos y de la vida de la tierra, ajena al amo que la
considera como simple propiedad y con la que no establece ninguna otra relación
de vida.
El encargado
- Señor, aquí
está su dinero. Lo guardé en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres
un hombre duro que recoge lo que no puso y cosecha donde no sembró (Lc
19,20 // Mt 25,24).
Normalmente se identifica a Dios
con el señor y se lee en clave moral, identificando al creyente actual con el
campesino encargado, que es invitado a dar mayor fruto.
Se hará otra lectura. Aquí el amo
siembra y cosecha, por lo que el siervo queda ubicado inmediatamente en
contexto de campesinado.
Es posible descubrir el contexto
de conflicto y explotación de amos y encargados. El amo no puede negar la
realidad de opresión que ejerce sobre los encargados a quienes exige en exceso,
y en su respuesta amenazante no la niega.
¿Cómo lograron los otros
encargados responder a su amo? ¿No debieron ellos entrar en la dinámica
imperialista romana y en el modelo economicista que se quiere imponer? La voz
del encargado rebelde resalta con su denuncia frontal a la injusticia del amo,
develando el mal del sistema.
Resalta la conciencia crítica del
siervo. No guarda silencio ante al amo que pide cuentas, sino que hace un
reflejo claro de la realidad social de maltrato a que se ven sometidos.
El análisis de la realidad es un
punto de partida para cualquier proceso pedagógico popular. Esto revela el
texto. Los presupuestos con frecuencia caen. Cuando se escucha al pueblo, las
lógicas preconcebidas se tambalean. Sólo hay que tener el corazón y los oídos
atentos. Cosa que no hace el amo, pues enseguida arremete con amenazas y
castigos.
Los segadores
- Señor, si la
semilla que sembraste en el campo era buena ¿de dónde ha salido la mala
hierba? … ¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba? (Mt 24, 27-28).
La pregunta ¿de dónde ha salido la mala hierba? es una pregunta aguda, por las
causas de lo ocurrido; es una pregunta que intenta develar lo oculto, es una
pregunta desideologizadora. Es una pregunta cargada de sospecha. La respuesta mítica del amo (el Enemigo lo ha hecho) no satisface a
los trabajadores, que proponen una solución práctica y desmitologizadora.
Se pone en evidencia el conflicto
entre amos y siervos, sus visiones contrastadas, las desconfianzas hacia los
amos… Es posible adivinar una sospecha sobre el amo y sobre la semilla que él
mismo puso. La semilla no la pusieron los trabajadores, sino el amo, y es de
eso que lo acusan sutilmente: de ser él el causante del daño en la finca; pero
el amo se defiende con artimañas ideológicas y míticas.
Se presenta en el texto a unos
campesinos con palabra, con pensamiento crítico, con perspectiva analítica
sobre la realidad. Desafían incluso al amo en su honor, al acusarlo de colocar
mala semilla.
Desde una mirada pedagógica se
descubre la dialoguicidad como clave de todo proceso. En el diálogo se descubre
lo real. La palabra permite desentrañar los escondrijos ocultos.
Sorprende que se aguarde para
arrancar la mala hierba. Si los campesinos la han reconocido y hacen la
propuesta de arrancarla, es que ya tendrían experiencia en esas acciones y
resultarían más efectivas y menos trabajosas. Es lo que indican la mayoría de
los campesinos con lo que he conversado: A
la mala hierba hay que atajarla cuanto antes.
Ahora bien, es común en varias
parábolas que para resaltar el mensaje ético se apele a la sorpresa y contraste
con el mundo real, con la experiencia cotidiana. De ese modo se intenta llamar
la atención sobre la propia vida. Es posible que en la exploración de sentido
del texto por las comunidades primeras haya que apreciar un llamado a la
paciencia ante el llamado retraso de la parusía, pero en su sentido primero, en
el contexto del campesinado galileo, es posible explorar otros sentidos del
textos, desde las claves propuestas.
Se contrasta así con las lecturas
que pretenden justificar actitudes de resignación ante la injusticia, o que
remiten a la vida ultra-terrena como solución de todos los desmanes presentes.
La parábola señala la actitud
crítica y propositiva de los trabajadores como una pista de acción para los
creyentes de hoy y para los procesos pedagógicos latinoamericanos.
Los jornaleros
- Estos que
llegaron al final trabajaron solamente una hora y les has pagado igual que
a nosotros, que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día (Mt
20,12).
Es otra parábola que ha sido
leída identificando al amo y su justicia con Dios y su obrar. Pero muchos
trabajadores se preguntan al escucharla: ¿en verdad es esta la justicia de Dios?
Pronto afloran experiencias de malos tratos patronales, de trabajos mal
pagados, de trabajos pesados… Desde la experiencia de sufrimiento, de trabajo
duro aguantando el trabajo y el calor,
las palabras del amo resultan poco empáticas por decir lo menos. Casi se trata
de una ofensa, de un menosprecio a su trabajo. Son palabras pronunciadas desde
la altura de la escala social, desde la distancia. No hay diálogo posible. El
amo no sabe de estos trabajos y sudores.
Detrás del reclamo de los
trabajadores puede apreciarse la palabra comunitaria. No es reclamo individual,
sino de grupo constituido. El relato deja ver la realidad conflictiva galilea y
los grupos que se van organizando para resistir a los terratenientes con
propuestas de mayor justicia.
De nuevo aparece el reto por el
honor. Los jornaleros se revelan ante un modelo socio-cultural que establece el
patronazgo como camino de vida para el pueblo. La situación de opresión es tal
que estas tramas culturales se resquebrajan, apelando a tradiciones ancestrales
casi olvidadas. Es así como se hace posible la palabra de jornalero dirigida al
amo. Es desde la rebelión contra los moldes impuestos como se construye la
sociedad comunitaria alternativa que propone el texto, en la que es oída la voz
de los jornaleros.
Al realizar el ejercicio ético en
las comunidades cristianas de fin de siglo I, la parábola se transforma en invitación
a la contemplación del Dios gratuito y compasivo con todos. Y en el contexto de
ruptura judaísmo-cristianismo pudo ser leído el relato desde la clave de la
historia de la salvación, que da cabida
a los paganos.
Desde nuestra clave campesina,
más originaria de Jesús y las comunidades galileas, los relieves son otros. La
parábola resulta una invitación a la cohesión comunitaria, al apalabramiento de
los pobres y la lucha decidida por la justicia, frente a la injusticia de los
poderes sociales constituidos de hecho.
Detrás de estas palabras está el maestro galileo Jesús. El Jesús de los
campesinos, el de los pobres sufrientes, el Jesús denunciador de injusticias y
propositor de una Comunidad de Alianza, desde lo mejor de la tradición
religiosa-profética de su pueblo.
Concluyo con una oración-poema dirigida a Aquél que con sus parábolas revolucionarias
se constituyó en el Maestro de los pobres:
Maestro de los pobres
Siempre
invitas a la mayor justicia
Tú apalabras los sueños
De la tierra hermana
Con frutos para todos
En relatos colmados de sonrisas
Y al pobre das palabra
Labrador que propone proyectos de vida
Disputando al amo su derecho sin rapiña