miércoles, 2 de septiembre de 2015

De esclavos humillados a hermanos en la mesa

Parábola del esclavo a la mesa (Lc 17, 7-10)

EL TEXTO DE LUCAS 17, 7-10
7 ¿Quién de ustedes tiene un esclavo que regresa del campo después de haber estado arando o cuidando el ganado, y le dice: Pasa, siéntate a la mesa?8 ¿No le dice antes: Prepárame la cena, y arremángate, y sírveme mientras yo como y bebo. Después de esto, come y bebe tú?9 ¿Da gracias al esclavo porque hizo lo mandado? Pienso que no.10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: Esclavos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.

Τίςδὲἐξὑμῶνδοῦλονἔχωνἀροτριῶντα ἢ ποιμαίνοντα, ὃςεἰσ ελθόντιἐκτοῦἀγ ροῦἐρεῖαὐτῷ· Εὐθέως παρελθὼνἀνάπεσε, ἀλλ’ οὐχὶἐρεῖ αὐτῷ· Ἑτοίμασον τίδειπνήσω καὶ περιζωσάμενος διακόνει μοιἕωςφάγω καὶ πίω, καὶμετὰ ταῦτα φάγεσαι καὶ πίεσαι σύ; μὴἔχειχάριντῷ δούλῳὅτιἐποίησεντὰ διαταχθέντα; 10 οὕτως καὶὑμεῖς, ὅταν ποιήσητε πάντα τὰδιαταχθέντα ὑμῖν, λέγετεὅτιΔοῦλοιἀχρεῖοίἐσμεν, ὃὠφείλομεν ποιῆσαι πεποιήκαμεν.

La primera reacción es de choque con el mensaje más global de Jesús. ¿Cómo puede ser que el esclavo se presente de esa manera, tan humillado, trabajando en el campo duramente y luego trabajado en casa? ¿Cómo puede ser que en esta comida casera el último siga como último, cuando poco antes nos ha dicho Jesús que los últimos serán primeros, y el humillado ensalzado? (Lc 13,30; 14,11) ¿Cómo puede ser que a este buen hombre no se le reconozca su trabajo, ni se le agradezca, y hasta se le llame inútil, cuando bien útil le resulta al señor?
Y entonces nos hacemos otras preguntas: ¿Qué situación inspiró esta parábola? ¿Cómo se relaciona la parábola con su final que la interpreta? ¿Qué sentido podría tener la parábola si la situamos en un contexto originario galileo, entre el campesinado? ¿Cómo la habrá leído la comunidad urbana de Lucas? ¿Cómo se leyó en el cristianismo posterior? ¿Qué lectura predominó? ¿Cómo podemos leerla hoy de un modo liberador?
En nuestras experiencias laborales encontramos esto: Hernán fue maltratado en su trabajo cuando llegó como inmigrante, no le reconocían sus derechos, sus horas extras, su seguro social…. nada de eso le consideraban; los jefes se amparaban en que no tenía papeles. Ana era maltratada en su trabajo en casa de familia, comía en el lavandero, lejos del comedor familiar, le daban lo que sobraba de la mesa de la familia, a veces unos pancitos nada más. También se ve esto en la experiencia de pareja. Josefina trabaja todo el día, y cuando llega el esposo tiene que atenderle con la comida: que esté bien caliente; una vez se la lanzó a la basura. Muchas mujeres sufren la sobre-explotación en la calle y en el hogar. Algunos hijos no reconocen ni agradecen el trabajo de la mujer-madre.

EL CONTEXTO LUCANO: el señorío de quien sirve
Adentrémonos en el texto de Lucas. Veamos su contexto. La unidad Lc 13,22-17,10 aparece como un bloque poderoso en el que el conflicto señor-siervo, pobre-rico, padre-hijo, fariseo-discípulo juega un papel decisivo. El contexto histórico enriquece nuestra mirada. Estos pares de opuestos bien pueden entenderse desde las comunidades originarias galileas rurales (terratenientes, trabajo en el campo, endeudamientos, esclavos rurales). Sin embargo, el contexto urbano y helenista desde el que se escribe Lucas posibilita otro acercamiento (talleres artesanos, esclavitud masiva, esclavos artesanos, abismo entre pobres y ricos). Sobre la ciudad se hace una mirada crítica: está llamada a transformarse, a transformar sus relaciones. Pueden considerarse además losconflictos entre judaísmo formativo y cristianismo nacientes; los conflictos del cristianismo helenista con el judeo-cristianismo…Todas estas realidades del siglo I han de ser tomadas en cuenta.
Abren algunas secciones de esta unidad lucana los términos camino en 13,22 y 14,25; y discípulos en 14, 26; 16,1 y 17,1. El discipulado se realiza en el camino nos dice claramente. Las secciones 13,22-35 y 17,1-10 constituyen la apertura y el cierre de la unidad. Los términos señor (kyrios: 13,23.25.35; 17,5.6), comer y beber (fago, pio: 13,26; 17,8), entrar o regresar (eiseltein: 13,24; 17, 7) y apóstoles (apostoloi: 13,34; 17,5) marcan la inclusión. Otros términos se hayan mutuamente referidos: enseñar (didaskas: 13,22.27) y discípulos (matetas: 17,1); último (escatoi: 13,30)  y pequeño (micron: 17,2); hijo (tekna: 13,43) y hermano (adelfo: 17,3); siervo (doulos: 17, 7.8.9.10) y señor.  Son términos que resonarán a lo largo de toda la unidad.
El Señor de la primera sección es Jesús (13,23) y es Dios (13,35). El de la última, es un señor sin compasión. Se hace ver que hay dos modos de ser señor: al modo de Jesús y al modo de los tiranos del tiempo. Estas secciones están caracterizadas por las relaciones de poder, de dominio; por las relaciones políticas. El par de términos contrapuestos señor-siervo es clave para designar los personajes que aparecen. Es conveniente anotar que esta terminología proviene de la Fuente de Dichos (Q) que utiliza Lc. La contraposición señor-siervo (kyrios-doulos) en 17,5-10 debe entenderse desde la revelación de que en el Reino se juegan otras categorías. Esta última sección se abre con la mención del discípulo (17,1) y se cierra con el siervo (17,10). Sólo se puede ser discípulo a modo de siervo, y no al modo de señor. Ese es el modo del Reino.
¿Quiénes son aquellos que pueden comer y beber en la mesa del Reino? “¿Quiénes se salvarán?”, es la pregunta que hacen a Jesús. Se ve que no se trata de la salvación del alma individual, pues enseguida se utiliza la imagen de los antepasados comiendo en una mesa en la que muchos se sentarán. En las categorías sociales de la época un siervo nunca podrá acceder a la mesa de su señor; pero no es así en el Reino de Dios. En los modos del Imperio Romano, y de todo Imperio, los pobres no pueden entrar al banquete y la puerta está cerrada para ellos. Pero en el Reino que Jesús proclama muchos que vienen de lejos –los excluidos- entran al Reino. Allí no hay señores ni siervos. Todos son discípulos, hermanos y enviados (apóstoles). Nadie queda por fuera. El señorío único es el de Jesús. Y es otro señorío: el del servicio.

DETALLES TEXTUALES: ni Dios ni señor
En el relato 17, 7-10 llaman la atención algunos detalles textuales. Ustedes (vv. 7.9) está referido a los discípulos-apóstoles de los vv. 1.5; no se menciona al amo-señor; y, aunque algunas traducciones lo incluyen en el v. 9, no aparece en las variantes griegas. Algunas traducciones incorrectas completan el sujeto tácito con el término “señor”: “lo que le mandó el señor”. Y, del mismo modo, agregan Dios en el v. 10: “lo mandado por Dios”, cuando el texto griego sólo dice: “lo mandado”. Deben evitarse estos agregados, aunque tengan justificaciones gramaticales, sobre todo por la carga de interpretación a que ha sido sometido el texto. Siervo-servir (doulos: 7.8.10) es término usado para los esclavos. También se usa diakonía en el v. 9.

LA PARÁBOLA: lo que ocurre en el Imperio
Debe distinguirse entre la parábola del 7-9 y la interpretación que se hace de ella en el 10. La primera parte describe lo que sucede en la sociedad esclavista. La tradición hebrea se ha perdido. En el mundo  grego-romano ha desaparecido la comensalía fraterna, de iguales. Es la realidad imperial-urbana. El texto describe con palabras densas y claves (dado lo sintético) la humillación del esclavo.
  • Ha estado arando o pastoreando. Normalmente ese trabajo lo realizan personas diferentes; aquí el esclavo lo hace todo.
  • Regresa del campo. El campo se contrapone a la casa familiar. Se refuerza el contexto urbano, con terrenos aledaños, propiedad de los terratenientes. El camino lo hace el esclavo a pie.
  • Prepara comida, arremángate y sírveme. El duro trabajo de la casa, agregado.

En la sociedad esclavista, las cosas son así, como se han descrito.

LA GRIETA DEL V. 7: Espacio a la imaginación creativa
Se abre una grieta en el texto: pasa al momento y ponte a la mesa (v. 7). Por un momento se puede soñar en otra sociedad. Es posible apuntarse a otro modelo social. La propuesta de Jesús del Reino entra en conflicto con el modelo imperial. En el Reino no será así, como se ve a diario, no puede ser así; por muy contrastante que sea, los señores serán hermanos. La actitud de los discípulos no puede ser otra sino la de crear una mesa común; el “ponte a la mesa”, que es mencionado como algo inusitado, es la propuesta del reino; incluye al esclavo en la mesa familiar;  una mesa que se ha abierto a todos. Amo y esclavo en una mesa común. Fin de los amos. Es la mesa que no quiso ser, en la parábola del rico (c. 16). Es la mesa festiva del c. 15. Es la mesa universal de los patriarcas (c. 13). En este versículo 7 se descubre la clave para la correcta lectura del texto.

OTRA SOCIEDAD POSIBLE
Agradecimiento a los pequeños
Otra sociedad es aquella en la que los últimos, los excluidos, reciben agradecimiento (karis, v. 9). Es lo que no sucede en la sociedad imperial, pero en la imaginación del pueblo es posible que suceda. Se abre espacio a la construcción de una nueva realidad. En nuestro modelo social abundan los actos públicos para elogiar a los poderosos y sus logros económicos, políticos o tecnológicos. Poco se agradece el trabajo del pueblo.

Comerás y beberás
Aunque el esclavo lo hace después, finalmente comerá y beberá. Es una palabra de promesa que se asocia a las palabras proféticas y los sueños de Apocalipsis: Comerás y beberás,  vino y leche de balde (Is 55,1; Ap 22,6).

LOS DISCÍPULOS EN ESCENA: llamada a la conversión
La introducción de los discípulos (ustedes) en la escena es un recurso retórico que puede leerse como cuestionamiento al modelo familiar greco-romano que se va colando entre la comunidad lucana urbana. ¿Son ustedes como esos amos esclavistas? Y remite a aquello de Lc 22, 24-27: “No sea así entre ustedes; el que quiera ser el mayor, que se haga servidor”.

LA INTERPRETACIÓN DEL FINAL DE LA PARÁBOLA
El v. 10 corresponde a una interpretación agregada a la parábola.

Lectura de cuidado
Hay quienes, leyendo esta parte fundados en el término “inútil”, y agregando los sujetos “Dios” y “señor”,  resaltan la distancia entre Dios y el ser humano, y desarrollan la actitud de humildad ante él. Esta lectura, que pudiera parecer apropiada, supone en este caso una justificación de la situación descrita con anterioridad, y una visión de Dios desde la autoridad de amo patriarcal, lo que sería una falsificación del contenido propio de tal parábola, que de ningún modo pretende apoyar la humillación de los pobres.

¿Qué es lo mandado? Inversión de situaciones
Pero resulta que Dios no aparece en el relato. Tan sólo la invitación a hacer lo mandado. ¿Y qué es lo mandado? La justicia y la fraternidad en las relaciones interhumanas. Así resulta que la clave para la correcta lectura de este v. 10 la da el cambio de situación de aquellos que son llamados “ustedes”, es decir, los discípulos. De ser ellos los que ordenan y mandan, y explotan al esclavo, han pasado a ser esclavos, a hacer lo mandado. Esta inversión de situaciones es propia de muchos textos lucanos, desde el Magnificat (c. 1), hasta los ayes de los ricos que llorarán, hasta aquellas menciones de primeros que serán últimos. En referencia a los discípulos, los textos les invitan a ser servidores, pequeños, últimos (Lc 22, 24-27; Lc 9,46; 14,11 y paralelos en Marcos y Mateo). Para constituir la mesa de la fraternidad sin exclusiones es necesario que aquellos que más bienes tienen en la comunidad se coloquen en situación de servidores.

La ironía como recurso
El término inútil asoma la ironía como recurso retórico. ¿Cómo puede ser llamado así quien ha estado arando todo el día, y de ñapa hace el trabajo de esclavo en la casa? Los discípulos galileos se reirían a gusto cuando Jesús les hizo tomar el papel de amos (si ese fuera el contexto originario), o se sentirían incómodos ¿acusados? si se vieran reflejados en la actitud déspota del señor (si se tratara de los discípulos ricos en la comunidad de Lucas). Desde este recurso al humor agudo los destinatarios son involucrados en el relato. ¡Y aún hoy nos incorpora a la escucha!

Colofón
Así se cierra el doble mensaje de estos cuatro versículos: mesa fraterna sin barreras, y abajamiento del rico. El pasaje se presta a una doble lectura, a partir de los contextos diversos, y desde el lugar de los pobres. Según la primera lectura, los campesinos galileos, a quienes pudo haber sido dirigido este pasaje en su origen, lo habrían entendido bien. Ellos eran los trabajadores rurales que habían perdido toda posibilidad de existencia autónoma y debían venderse como esclavos. En una segunda opción, los oyentes serían esclavos campesinos residentes en las ciudades grecorromanas. En todo caso, los patrones los explotaban y minusvaloraban su trabajo, pagándoles una miseria, sin ningún agradecimiento, y tratándolos de inútiles. Pero ¡bien se aprovechaban de su utilidad! Los discípulos han entendido que eso era justamente lo opuesto al Reino. En el Reino todos serán iguales, y el considerado señor se pondrá a servir a los siervos. El señor Jesús hace lo que no se espera de ninguno de aquellos señores. El señorío del reino es servicio (doulos, diakonia). Es lo que hará explícito el evangelio de Juan con su relato del lavatorio de los pies.

PEDAGOGÍA DEL RELATO
En el texto podemos descubrir algunos pasos pedagógicos para el caminar de las comunidades.
  1. Mirada a la realidad de explotación. El análisis gráfico de la realidad imperial -el esclavo que regresa del campo y sufre todo tipo de atropellos- es una invitación a mirar nuestras propias realidades socio-políticas y analizarlas sin ingenuidades.
  2. Interpelación a los oyentes. Es necesario involucrarse. No se trata de escuchar pasivamente los mensajes de los líderes.  Estamos llamados a cuestionar las situaciones injustas desde recursos sabios como la ironía y la atención privilegiada, interpelante, a los destinatarios…
  3. Ejercicio de soñar. Se trata de nuestro aporte a la propuesta de una nueva realidad, de un nuevo mundo posible, con creatividad, con poder popular creador. Desde el sueño de mesa común, sueño del Reino.
  4. Compromiso con ese nuevo mundo posible. Supone pasar y sentarse a la mesa. No quedarse por fuera. Poner las manos a la obra. Por el banquete abierto y sin exclusiones. Se trata de construir la apuesta: la mesa común fraterna, el “comerás y beberás” de balde.
  5. Asumir las consecuencias que trae para los discípulos ricos: reubicación social, y capacidad de agradecimiento a los pobres. “Dejarse evangelizar por ellos” –han dicho.


Son unas pistas valiosas que nos ofrece esta palabra liberadora del Evangelio de Lucas. Estamos llamados a recorrerlas.

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